Como comentábamos en una entrada
anterior, la obra poética de Miguel Martínez del Cerro es lo más importante
y extenso de su trayectoria literaria, y es por ello que no podemos tratarla
íntegramente en nuestra página web, así que queremos
dedicar este espacio para compartir algunos de sus poemas.
Debido a que nuestra página web está dedicada a escritores
gaditanos, hemos decidido exponer aquí poemas de Martínez del Cerro de temática
gaditana, como son los poemas que incluye su libro titulado Remolino azul (poemas de la bahía y de la ciudad de
Cádiz) inédito y sin fecha. Esta obra contiene 35 composiciones descriptivas en
las cuales aparecen elementos como la brisa, las salinas, la Catedral... (José
Luis Tejada, 1983, p.19). Algunos de estos poemas son las que podréis encontrar
aquí.
![]() |
Fuente |
Sonsoneto del sol y de la sal
(en
los esteros)
Con sangre azul y blanca, la salina
sobre un manso verdor de primavera,
Qué embriagadora inundación marina!
Grito de sal. Qué gracia alada y fina
por la extensión triunfante reverbera!
Grito de sal! Qué inquieta ventolera
sobre el agua, traviesa y saltarina!
Grito, clamor de sal! ¡Qué disciplina
de pirámides blancas en hilera!
Daba riente el sol su matutina
juventud a la sal. El mundo era
una inmensa mirada femenina!
![]() |
Fuent |
Ajedrez de sal
¡Oh qué inmóvil revuelo
de quietud incesante!
En los aires del mar
el ajedrez de sal de Cádiz.
¡Oh qué luz en el viento!
¡qué estrellas en el aire!
Alfiles y peones
—llamas
de sol distantes—
bajo las grandes torres frente al
aire.
La voz de las edades
tiene nombres y mármoles.
Hay un peso callado
del luz antigua y grave.
Y qué luces de estrellas
frente al clamor de las edades!
Cádiz, el más bonito
ajedrez de sal, la luz y el aire!
Cádiz, la de las torres pensativas
que miran por el viento hacia los
mares.
![]() |
Fuente |
Meditación ante la mar en un día
de amargura
(Vida
interior y apariencia exterior)
Comunes son la mar y la poesía
en la amargura y en la marejada.
Las dos tienen el alma atormentada
de locura interior honda y bravía.
Las dos: que la una viste de alegría
la tormenta interior en la alborada
y la otra de cantar reviste cada
tormento en el puñal de su agonía.
Ay cómo pena el corazón doliente
por la mar del dolor, triste y perdido,
si boga hacia la fragua del oriente
Ay cómo, por el ramo verdecido,
se alegra y canta el ruiseñor riente
si vuela hacia el dolor y hacia el olvido!
Bibliografía:
Tejada,
José Luis (1983). «Toda la obra». En Cátedra Adolfo de Castro. Un
ramo de versos míos. Estudio y Antología sobre Miguel Martínez del Cerro:
Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz. p. 139 páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario