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Carlos Edmundo Ory |
Poeta, narrador, ensayista y traductor español. Carlos
Edmundo de Ory, hijo del poeta Eduardo de Ory, es otro de los escritores
gaditanos que aparecen nuestra web,
aunque no forma parte de la ruta literaria gaditana.
Fue uno de los máximos representantes del Postismo. Se
trasladó de su ciudad natal, Cádiz, a Madrid donde desarrolla su obra más
personal. Es desde 1955 que se traslada definitivamente a Francia.
Su producción literaria dio comienzo con Sombras y pájaros (1940), libro en el que hace una
dedicatoria su padre recientemente fallecido. En 1942 destaca su obra Canciones amargas, con poemas
de temática e iconografía modernista.
Otras obras poéticas que destacan son: Los sonetos (1963), Música de lobos (1970) y Técnica y Llanto (1971) entre muchas otras.
En cuanto a su producción en prosa destacan obras como El bosque (1952), Diario (1975) y Noches Dantescas (2000).
Algunos de sus poemas:
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Fuente |
Ábreme las dos puertas de tu casa
Ábreme las dos puertas de tu casa
quiero besar tu boca que me deja
adivinar el aire
cuando pasa
tu corazón
envuelto en una abeja
O bien decirme
puedes qué te pasa
pálido rododendro triste y vieja
bajo la luna que te pone lasa
mientras te llueve el mundo en una oreja
Sin duda como sueles llorar lloras
Sin duda te desnudas a la luna
Sin duda de costumbre te adormeces
Quiero besar tu boca en esas horas
muertas que mueres tú también de una
supuración de amor algunas veces
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Fuente |
Dame
Dame algo más
que silencio o dulzura
Algo que tengas y no sepas
No quiero
regalos exquisitos
Dame una piedra
No te quedes
quieto mirándome
como si quisieras decirme
que hay demasiadas cosas mudas
debajo de lo que se dice
Dame algo lento y delgado
como un cuchillo por la espalda
Y si no tienes nada que darme
¡dame todo lo que te falta!
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Fuente |
Solo el mundo con mi media oreja
Solo en el mundo con mi media oreja
y una cortada flor en el semblante
bajo a la mina
honda del diamante
que no tiene
raíz ni tiene reja.
Mas como soy del
odio tenue abeja
manada de algún duende nigromante
peinaré de mi espalda el monte amante
y con heces de concha de la almeja.
Mi paranoia de Iolao y Averno
¡hola pato de oro hola marea
donde la mar merece su medusa!
Y creo que de cebra tengo un cuerno
y de llama una pata panacea
que se gasta en mi alma y que se usa.
Bibliografía:
[consultadas el 24 d mayo de 2016]
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